Cuando las fuerzas se agotan… Dios te levanta con poder

Cuando las fuerzas se agotan

Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo. Seré ungido con aceite fresco.
(Salmos 92:10)

“No te rindas al problema, más bien ríndete ante los pies de Dios, en Él encontrarás la fuente de la solución”.
Ann Spangler

Era solo un adolescente lleno de fuerzas y vigor. Pastorear ovejas era su pasión, las defendía con una gallardía que sobrepasaba los límites de su edad. En el silencio del campo aprendió a adorar a Dios y a través de los salmos que escribía, expresaba sus sentimientos de felicidad, victoria, angustia, dolor, enfermedad y opresión. Aquel joven, llamado David, exhibía un corazón que tiempo después fue descrito como semejante al de Dios.

“He aquí yo he visto a un hijo de Isaí de Belén, que sabe tocar, y es valiente y vigoroso, y hombre de guerra, prudente en sus palabras, y hermoso, y Jehová está con él.” (1 Samuel 16:18)

Fruto de su integridad y apego a los buenos principios en aquellos años de juventud, David recibió un llamado de parte de Dios, y pasó de ser un simple pastor de ovejas a convertirse en un personaje prominente de su pueblo, llegando a alcanzar la máxima jerarquía de Israel.

Pero no todo era perfecto en esta historia… hubo un momento en la vida de David donde la desesperación abatía su alma. En el libro de los Salmos, capítulo 71, encontramos el clamor de un anciano perseguido por sus enemigos, que se levantaron con violencia en su contra para derribarlo sin piedad.

“No me deseches en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se acabare, no me desampares.” (Salmos 71:9)

En esos momentos de opresión escasearon las fuerzas de aquel hombre de guerra que conoció pocas derrotas. Fue en ese desierto asfixiante donde el salmista David clamó: “Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, hasta que anuncie tu poder a la posteridad.” (Salmos 71:18)

La oración trajo un destello de esperanza: su alma volvió a alabar y su fe fue renovada. Los enemigos que intentaban destruirle fueron avergonzados al ver cómo Dios levantaba nuevamente a su ungido.

La vida de David nos enseña que, aunque lleguen etapas de agotamiento, el plan de Dios no se detiene. Ni la vejez, ni el cansancio, ni las conspiraciones humanas pueden frustrar los propósitos divinos.

“Así reinó David hijo de Isaí sobre todo Israel… y murió en buena vejez, lleno de días, de riquezas y de gloria.” (1 Crónicas 29:26-28)

✨ Oración para renovar tus fuerzas

Padre amado, yo creo en ti. Agradezco tu bondad y favor conmigo, pero mira que ya no puedo más. Me siento triste y cansado, no sé qué pasa con mi vida. Señor Jesús, necesito que me ayudes. Oro para que renueves mis fuerzas como las del búfalo, que unjas mi cabeza con aceite, que me permitas conquistar tus promesas en mi vida, que pueda volver a sonreír y recobrar el ánimo.
En el nombre poderoso de Jesús, amén.

✍️ Sobre el autor: Anthony Franco Montero

Anthony Franco Montero es abogado, comunicador, conferencista y autor de varias obras inspiradoras.
Ha dedicado su vida a formar líderes, impulsar el desarrollo integral de la juventud y compartir mensajes de fe, propósito y transformación.

Instagram


Facebook


YouTube

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio