Vivimos en una era donde el entretenimiento se ha convertido en el principal alimento de la mente. Veo a muchas personas reírse y disfrutar “La Casa de Alofoke”, una iniciativa del empresario Santiago Matías, un joven que, aunque muchos no quieran admitirlo, es un visionario e innovador en el uso de las nuevas herramientas de la comunicación.
Admiro profundamente su historia de superación. No provienen de familias adineradas ni de apellidos reconocidos; nació en Capotillo y, con esfuerzo, disciplina y determinación, ha logrado convertirse en uno de los influencers más reconocidos de República Dominicana, América Latina y el mundo.
Sin embargo, me preocupa cómo la gente —especialmente los jóvenes— se ha dejado cegar por este tipo de contenido. La Casa de Alofoke puede entretener, pero no edifica ni aporta a las nuevas generaciones.
Todos queremos progresar y avanzar, pero ¿cómo podremos hacerlo como nación si la juventud invierte más tiempo en mirar realidades que en educarse, aprender idiomas, formarse profesionalmente o leer libros que les ayuden a crecer?
Mientras tanto, los dueños de estas plataformas se hacen millonarios con el tiempo que nosotros invertimos viendo sus programas. No se trata de criticar el éxito ajeno, sino de reflexionar sobre en qué estamos usando nuestro tiempo.
El gran líder John Maxwell dice que “el éxito se mide por la agenda diaria”. Lo que hacemos, vemos y consumimos hoy, determinará lo que seremos mañana.
¿Cómo saldremos de la pobreza si estamos alimentando la mente con basura?
¿Cómo seremos buenos profesionales si no tomamos un libro para leer?
¿Cómo esperamos alcanzar la libertad financiera si seguimos siendo títulos del sistema, que nos distrae mientras otros producen riqueza con nuestra atención?
Me apena ya la vez me indigna ver cómo la conciencia de muchos jóvenes ha sido secuestrada. Veo personas que desean prosperar, pero no quieren disciplinarse. No desean estudiar, ni siquiera aprovechar los cursos gratuitos que ofrece INFOTEP o las millas de oportunidades que hoy caben en la palma de la mano gracias al internet.
Tenemos acceso al conocimiento como nunca antes en la historia. Sin embargo, muchos usan ese privilegio para entretenerse sin propósito.
No podemos seguir siendo parte de una sociedad de distraídos, o como algunos la llaman: la sociedad de los idiotas conectados.
Se necesita una generación de emprendedores, una juventud autodidacta, que utilice el entretenimiento como descanso, pero no como estilo de vida.
El cambio comienza con una decisión: enfocar la mente, administrar el tiempo y alimentar el alma con lo que edifica.
Solo así podremos construir una sociedad más sabia, más productiva y verdaderamente libre.

Wow, mi nombre es Naiomi Payano, soy exploradora del Rey y participé en la cena de agradecimiento por el apoyo a la actividad juventud humillada. He participado en el modelo regional de las Naciones Unidas y verdaderamente me siento orgullosa de que haigan personas que tengan una opinión tan estupenda. Comparto tu opinión y me alegra que todavía existan personas que no se queden calladas ante la corrupción y la falta de valores de nuestro país. Que Dios te bendiga siempre y que te ayude a no alejarte de esos principios tan maravillosos que tienes.
Realmente es cierto, pero nos toca como jóvenes aportar a la sociedad con contenido sano. En el nombre de Jesús podemos.☺️